Perdida, en medio de un mundo corrompido por la avaricia, la envidia, el dinero, el poder...
Un mundo mediocre, carente de de buenas intenciones,
donde hay que andar con cuidado, como ciervo en un territorio de leones.
Viviendo en un país de ciegos donde el tuerto es el rey.
Hay tantos crimines ahí afuera que yo me pregunto:
¿Quiénes son los verdaderos animales salvajes?
La noche nos envuelve con su dulce y fresco olor a primavera,
con un afable silencio, el cual estamos dispuestos a romper,
aquí, en esta habitación, donde las sábanas empiezan a arder,
empezaremos rompiéndonos cada costura, una a una, de nuestras ropas, acabando por las más íntimas,
sin duda, haremos un espectáculo de ello, donde las paredes taciturnas serán las privilegiadas espectadoras,
continuaremos rompiéndonos los labios, en cada beso, en cada vigoroso bocado,
nos iremos rompiendo cada parte de nuestro cuerpo, hueso por hueso, por cada caricia,
romperemos este puto silencio, nos desgastaremos, en cada suspiro, hasta desvanecer,
mientras ahí afuera la primavera sigue su curso y la habitación está en llamas y nosotros rompiéndonos.
Me siento feliz sin motivo alguno. Así, sin más.
